PoR LeO BauTisTa.
Esa mañana brilló con especial
esperanza el sol. Los cuerpos de los muertos se levantaron hacía el cielo para
recibir así el Apocalipsis, entonces el valle del Armagedón se llenó de sangre
a una altura que cubría la brida de los caballos. Más tarde se abrió la gloria
del cielo, y como Cristo resucito a los tres días para después elevarse al
cielo, al final de los tiempos todos volvieron a un mundo donde ya
no había mar... Entonces voltee a mi alrededor y era luz, sólo luz...
¿Estaba sólo con mi luz?
¿En qué momento fuiste
cociéndote en mi interior dejando huella sin decirlo?
Busco la verdad sobre
todas las cosas; entonces busco a Dios.
Busco en lo más
profundo de las cosas, pero no siempre encuentro a Dios.
Escavare
algunas cuantas capas de piel para encontrarme
con la carne y hueso de este amor.
Entré en la ciudad desierta, ¿o
en el nuevo mundo sin mar? busqué alguna mirada perdida para encontrarme en un reflejo: coquetear en medio de nadie es
como descubrir que el amor es una ficción tan simple como el deseo.
Ahora tengo paz,
¿entonces en esta paz
qué hago?
En este nuevo mundo ya no habrá
mar al cual ir al atardecer, no habrá cocinas integrales... ni días de soles
profundos dónde jure que algún futuro nos tendrá juntos.
Sólo tú,
sólo yo,
ningún nosotros.
Quedarán entre caminos y sueños los muchos libros por leer y
aquellos que he recorrido... quedará este silencio:
- ...
- ...
- ...
Ahora entre estos muros nuevos que construyo sólo, guardo esta paz sin saber qué hacer. Esta
Gloria sin mar se siente bien sin ti...
sólo yo,
ningún nosotros.
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