lunes, 26 de diciembre de 2011

Caminaras a las 11:45...

PoR LeO BauTisTa

Caminaras a las 11:54pm por la avenida, mientras el frio corta las mejillas, el invierno se despide. Sabes que nunca has de llegar, pero no lo dices, aceptarlo sería una muerte prematura. Doblaras en la esquina contraria con la intención de huir del presentimiento. Llegado al lugar miraras sus ojos y creerás que todo fue innecesario, pues todo está bien. Dejaras de respirar a las 12:15am. Y sabrás que nunca huiste, sólo llegabas.

lunes, 7 de marzo de 2011

Historia.

Número: 325 312 (y contando).


PoR LeO BauTisTa
Todos creían que era el número del apocalipsis. Habían retardado la publicación por más de 7 años, las letras ya eran impecables, sin embargo… todo se trastoco en aquella noche de súbitas sorpresas, de marcas inesperadas, de estragos atónitos en distancias silenciosas.



Sin esperarlo, en un espasmo angustioso, en un suspenso citadino de los que a veces ocurren cuando dos almas se han quebrado en sollozos, todo se transformo: brotaban como un mar profundo de sus ojos, eran más que simples lágrimas, eran la fuente de todo conocimiento.

Lentamente inundaron las páginas de aquella publicación tardía (en el fondo anodina pues no revelaban verdad alguna). Eran 22 121 216 golpes, 22 121 216 gotitas que pintaban todas esas páginas de nuevo; un tanto de páginas y todas decían lo mismo:

“Sueños que espantan, sueños que seducen, sueños que se van volando”

Para ser exactos, la frase se repetía 325 312 veces. Las hojas ocupaban un altero del escritorio y dos cajones llenos de sueños frustrados, eran un mar en el cual todo navegante era cautivado por el olvido… No había vuelta atrás, todas las palabras antes escritas se habían esfumado, el agua de aquellos ojos de océano impalpable lo habían dicho todo de nuevo, aunque ahora lo decían distinto, desde aquel silencio vacuo.

…A veces pasa así, a veces es el amanecer el que guarda 22 121 216 sorpresas que esperan ser escritas en 325 312 frases, que algún ocaso distinto en un tiempo distante, habrán de rescribir con risas ecuánimes o lagrimas profundas… La historia es así, es así la de los hombres y las mujeres, que buscan en sus confusas emociones una cotidianeidad plausible; que guardan alguna esperanza mientras abordan un tren subterráneo, o transitan en alguna avenida.

Nunca me gusto escribir con números, porque me parecen incalculables las ideas y frías las exageraciones, nunca quise decirlo así, desde la cuadratura de las medidas en que algunos abortos espantan a los muertos y algunos muertos provocan abortos…

Aquella noche de sorpresas debía nacer una publicación con 7 años de antigüedad, de elaborados recovecos; que así, en segundos, se rescribió de entre los sueños voladores, para ser dichos, una vez más, los abortos fríos de aquel que escribe, descubriendo el espanto de soñar y sucediendo al seguir royendo viejos sueños.
Foto: Miguel Santin.

jueves, 24 de febrero de 2011

Lo siento...

PoR LeO BauTisTa

Porque a veces es primero el verbo,
sin embargo es antes la acción.
Hoy te escribo sin pensarlo,
te pienso hoy sin escribirlo…


Lo siento, siento que no sentí lo suficiente como para acompañarte, pero también siento que te siento, y siento que me sientes cuando te siento... Siento que sientes que te siento y entonces tú también me sientes cuando siento que tú me sientes... Te siento y sé que siento y sé que quiero, sé que quiero seguir sintiendo... Quiero mil cacofonías contigo, para escribir deseando que desees mi deseo, para decir quiero, que te quiero cuando quiero quererte…Y repetir hasta la ceguera el verbo mirarte y mirarte cuando miras que te miro. Miro ahora que te quiero y quiero ahora mismo mirarte, porque siento algo que no se sí quiero, mientras miro que quiero sin mirarte… Entonces vuelvo a sentirlo por quererte, pues quiero no sentirte cuando salgo. Es así un mar de ruidos incesantes, este mar volcado, este sueño errante. Lo siento pero no lo siento tano y es entonces un placer el continuar queriendo cuando siento y sintiendo sin quererlo. Te siento pero lo siento, y te miro sin quererlo mientras otra vez lo siento. No quiero que tu mires que te quiero, más tampoco quiero que tu sientas que no quiero, porque siento que cada vez más quiero y entonces miro sin quererlo un desastre. Soy el viento hirviente de la noche mientras tu un remanso de aguas claras fulgurantes… Pero entonces, ¿quieres?,¿ sientes? Mira que lo siento y que quiero seguir en esta ronda sintiendo que te quiero y mirando que te siento, pero entonces por favor siénteme despacio y quiere siempre en libertad de sentir lo que quieras y mirar lo que sientes con el viento abierto y el mar vibrante. Quiere lo que quieras y siente más aún lo que quieras. Mira lo que sientes, para entonces ser libre y simplemente quieras… Te quiero mucho y enserio siento tanto, que no quiero; mientras miro tanto lo que siento y más quiero.

lunes, 21 de febrero de 2011

Desconocidos

PoR LeO BauTisTa

Seguíamos siendo dos desconocidos al cruzar la calle. Después de las danzas y las miradas, seguíamos siendo dos desconocidos jugando entre luces de la ciudad.

Jugamos el juego de conocernos con las manos que acarician, de amarnos en silencio, dejando a la piel hablar entre las sabanas.

Podemos jugar el juego de los desconocidos que se aman, podemos valuar el tiempo perdido entre el trafago incesante, pero no podemos jugar a perder el significado de lo efímero, no debemos perder el significante del valor, ni menos la significación de lo nuestro, de lo propio, lo demás siempre será ajeno.

Tú sigues solo, en tu espacio, mientras yo vago algunas calles nuevas. Pero es cierto, somos desconocidos abrazando la coincidencia sin límite y entonces dejamos de ser cualquiera. Porque no puede ser nadie más, porque el signo es único cada vez, porque el signo es un silencio en que miras mis ojos y crees ver el mar, en que escucho en tus labios una promesa rota.

Tú, siempre alguna vez con nombre propio que muta en el tiempo, eres sólo el otro hechizo de mi amor propio, de mis ilusiones y deseos… Somos el espejo de los otros que se miran a través de nuestros hechos. Somos la ilusión de todos los tiempos, conjugando el mismo verbo en un presente distinto.

Somos el futuro hasta que cambiamos de nombre y somos el pasado hasta que soltamos el duelo.

- Jugamos a los desconocidos…
- Pero no a los cualquiera.
- Nunca, somos únicos en cada vez.
- Jugamos a los desconocidos.

Y es crudo decir que hemos sido tantas veces el otro desconocido, pero es un dulce consuelo saber que somos únicos y no cualquiera. Porque al ser únicos, podemos entonces ser desconocidos, porque cada vez mutamos, sea de nombre o de esencia…

lunes, 7 de febrero de 2011

Yo confieso...

PoR LeO BauTisTa
Hace un tiempo la pluma no arrebata los suspiros de mi alma, hay sólo pequeños silencios acumulados, en los que descubro los rastros de mi evasión.

No quiero verme en el espejo porque temo encontrar sólo los restos putrefactos de un ser ilusorio que no existió jamás. Soy un juego de conciencia; ahí voy de nuevo jugando a la poesía para no decir quién soy. Simplemente aprendí bien el juego de la evasión, la traicionera sublimación de mis deseos.

Hoy lo dije, no quiero nombrarte, no quiero verte, pero no es que hubiese algo mal, simplemente estoy aquí, sólo, triste, sintiendo mi piel desgarrada con los recuerdos, sintiendo ya no hay más sentido, pensando el futuro es incierto casi en la totalidad, aunque mi soledad y mi muerte son las únicas certezas.
Ahora lloro una vez más porque no termino de soltarme. Tengo miedo.

Perdona, si callo es porque aún me importas, si huyo, si me escondo, es porque no quiero enfrentarlo, porque quisiera que la invención en mi mente sobre de alguna esperanza es cierta, pero no es así, lo supe siempre: soy experto en engañarme.

…Yo confieso, extraño tus besos y hasta sueño con ellos. Lo confieso, me odio en este estado en el que sólo puedo pensar en ti.

Yo confieso, leo los libros que leías para intentar tenerte cerca, para entenderte. A veces uso tu camisa la cual me regalaste, imagino aún me abrazas. Otros días me peino contra mi voluntad para no verme tentado a hurgar con mis dedos mi cabeza, entonces pienso que jamás me despeinaste. Ahora al abordar el metro, mi postura al ir sentado es distinta, para no evocar tu rostro mirando mis pies chuecos en el subterráneo.

Yo confieso que he callado porque no puedo fluir; me obligo a hacerlo y más duele, más me pierdo: en los actos es tan claro, todo ya estaba pensado.
Y ahora me siento desnudo, avergonzado, furioso del patético romance que debía haber muerto hace unos siglos, olvido a veces que el realismo y el naturalismo nos sucedieron, pero inevitablemente crecí entre historias de melodramas: el capitalismo nos ha enseñado el amor tiene un precio, mientras la vida nos dice el amor permuta… se transforma; en su ubicuidad desaparece, danza de un estado a otro.

Juegos de conciencia en los que confieso mi debilidad, letras y llantos silenciosos que conjugan un estado anónimo, inusual.
Yo confieso que estoy aquí, confundido, abandonado, deseando simplemente paz.

lunes, 24 de enero de 2011

Domingo

PoR LeO BauTisTa
Buscaba en el café la respuesta, juntaba con ansiedad y esmero aquellos granos al final de la taza esperando ver ahí su impreciso futuro, deseaba la paz de su ansiedad: al final la autoridad sería conferida a la suerte y nunca más a los padres, el poder lo tomarían los granos que se perderían en algún lejano lavabo, la realidad sería un sueño inolvidable por el cual seguir respirando.
Quería explotar pero aun así no dejo de caminar, llego hasta la puerta del atardecer sentado en un café. De pronto se sorprendió ahí solo en medio del tránsito dominical. No sabía que seguiría. Quería en su taza, al final de un sorbo sutil, una respuesta. Se dio cuenta que adolecía.
Recordó aquel príncipe silente que alucinaba con fantasmas y veía a su padre muerto en los reflejos de la noche. Recordó la semana pasada en que deseaba amar por siempre, hasta que algo simplemente dejo de funcionar. No pudo evitar sentir de nuevo las caricias del primer amor y sufrir la ausencia. Pensó en su infancia y en los juegos paternales que lo llenaban de paz.
Entonces el tiempo fue claro y la incertidumbre de sus pasos lo fue más.
Hoy no fue a misa, la abuela lo espero sentada a la salida para caminar por la colonia, dejo de comprar flores. Hoy, él, se dio a la ciudad. Llevo sus pies por el centro para terminar ahí, sentado, decidiendo su mañana.
Ha caído la noche y acaece su dolor, tomara el metro a las 7:15 pm. rumbo a casa, con la calma de un domingo más, con las dudas del último año, con la soledad que eligió sin ser consciente, con la ausencia de sí mismo en el cigarrillo de las 8:21 pm.
Mañana al despertar será él, será igual, será.